El conflicto entre Israel y Hezbollah ha alcanzado una nueva fase de escalada después de que, el 1 de octubre, Irán lanzara misiles directamente contra Israel, lo que ha generado temores de una guerra regional a gran escala. Este ataque se produjo tras varios días de intercambios de cohetes y misiles entre Israel y el grupo militante Hezbollah, que cuenta con el apoyo de Irán en el Líbano.
La ofensiva iraní fue una respuesta a la campaña militar israelí contra Hezbollah en territorio libanés, lo que llevó a Teherán a tomar medidas enérgicas. Según reportes de la Guardia Revolucionaria iraní, se lanzaron decenas de misiles balísticos contra ciudades israelíes, mientras que el ejército israelí confirmó que casi 200 misiles fueron disparados hacia su territorio. Las alarmas antiaéreas sonaron en Tel Aviv, Jerusalén y en el valle del río Jordán, obligando a la población a refugiarse.
El portavoz militar israelí, Daniel Hagari, describió el ataque como grave, advirtiendo que tendrá consecuencias. A pesar de la gravedad del ataque, Hagari informó que no se habían registrado víctimas mortales en Israel, gracias a los sistemas de defensa aérea que interceptaron la mayoría de los proyectiles. No obstante, la situación ha incrementado la tensión, ya que muchos analistas creen que este ataque podría servir como justificación para que Israel tome represalias contra Irán, posiblemente dirigiendo sus ataques a las instalaciones nucleares iraníes.
Amenaza de una respuesta aplastante
En respuesta al ataque iraní, las autoridades israelíes han considerado tomar acciones militares más agresivas contra los intereses estratégicos de Irán en la región. Por su parte, Irán ha advertido que cualquier represalia será respondida de manera aún “más aplastante y ruinosa”, según declaraciones de la Guardia Revolucionaria.
Un funcionario iraní confirmó que la orden de ataque fue emitida directamente por el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Khamenei, quien permanece en un lugar seguro. La escalada militar se produce en un contexto de creciente inestabilidad en la región desde los ataques del 7 de octubre de 2023, lo que ha aumentado las especulaciones sobre un posible enfrentamiento directo entre Israel e Irán.
Un conflicto con posibles repercusiones internacionales
El ataque iraní no solo amenaza con intensificar el conflicto entre Israel y Hezbollah, sino que también abre la posibilidad de una intervención más amplia en la región. Estados Unidos, que mantiene una presencia militar significativa en el Medio Oriente, ya ha advertido a ambas partes sobre los riesgos de una escalada mayor.
La comunidad internacional observa con preocupación la situación, ya que un conflicto directo entre Israel e Irán podría desestabilizar aún más la región y tener repercusiones globales, especialmente si Israel decide lanzar un ataque aéreo contra las instalaciones nucleares iraníes, un plan que ha sido preparado desde hace décadas.
Por ahora, el mundo espera ver cuál será la próxima acción en este delicado escenario, donde las decisiones de ambos países podrían cambiar el rumbo del conflicto en cuestión de horas.