El partido Nuestro Tiempo, que se autodenominó como la nueva esperanza de la oposición en El Salvador, ha sufrido un devastador golpe en las recientes elecciones, al no lograr obtener ni un solo diputado ni alcaldía. Esta dura derrota electoral evidencia el rechazo contundente por parte de la población salvadoreña hacia un partido que abraza políticas de género.
Con una votación que no alcanzó los 50,000 votos válidos, Nuestro Tiempo se encuentra ahora en una posición precaria, al no cumplir con los requisitos necesarios para mantener su registro y evitar su disolución, según lo establecido en el artículo 47, literal C, de la Ley de Partidos Políticos.
Este artículo especifica que si un partido político que participa en las elecciones legislativas no logra obtener al menos 50,000 votos válidos, se procederá a su disolución. Además, se establece que ningún partido político puede ser cancelado si cuenta con al menos un diputado en la Asamblea Legislativa.
El fracaso electoral de Nuestro Tiempo no solo pone en entredicho su supervivencia como partido político, sino que también deja al descubierto la fragilidad de su apoyo entre la población y su capacidad para representar efectivamente los intereses de los salvadoreños.