Después de que el 24 de febrero de 2022 Putin atacó Ucrania, miles de personas decidieron presentarse como voluntarios para combatir al invasor. Entre todos ellos, había una gran cantidad de mujeres. Los últimos datos revelan que hay unas 60.000 que sirven actualmente en el Ejército ucraniano. Para ellas, la guerra está suponiendo un desafío especial.
Y es que más allá de enfrentarse a las tropas rusas o a las gélidas temperaturas que hay durante los meses más fríos del año, algo que también sufren sus compatriotas masculinos, estas valientes mujeres tienen una serie de problemas adicionales que dificulta su labor en el campo de batalla, tal y como revela The Daily Beast.
Entre ellos, la falta de equipos y recursos apropiados o las enfermedades, como la cistitis o los hongos, debido a la falta de higiene que hay en la primera línea del frente. Dos hermanas, Julia y Alina, que han sido entrevistadas por este medio, han querido poner de relieve las enormes dificultades que viven en relación con sus compañeros.
“Traté de ir al baño en el bosque a 4 grados Fahrenheit (-15 grados celsius). Todas tenemos cistitis o inflamación de los ovarios y dolor de espalda. Después de un año de guerra, tenemos todo tipo de problemas de salud”, señala Julia, de 24 años.
Sin embargo, su hermana Alina, de 28 y ambas trabajadoras tecnológicas hasta antes del comienzo de la guerra, confiesa que los problemas de salud son lo de menos. Su principal preocupación es el inadecuado equipamiento que pone a todas las mujeres en peligro.
Ocurre con los uniformes, los chalecos antibalas o los zapatos. Todos ellos son demasiado grandes porque están preparados para hombres, por lo que cada vez que están en el campo de batalla, estas prendas, en lugar de ofrecer protección, ponen a las mujeres en riesgo.
“Tropezamos con los zapatos de hombre porque son demasiado grandes y corremos con pantalones enormes. Pero lo más difícil es correr con el chaleco antibalas de 13,5 kilos estándar del ejército, que simplemente nunca se ajusta perfectamente al cuerpo con senos como los míos“, reconoce Alina.
Quitarse estas prendas simplemente no es una opción porque más allá del evidente peligro, en caso de resultar heridas o muertas, no se les pagará compensación a las familias por no llevar este material protector. Así, el día a día transcurre intentando frenar al invasor ruso, al mismo tiempo que intentan sobrevivir con unas condiciones que distan mucho de ser las ideales.
Hasta el momento, la cifra de mujeres muertas en el conflicto supera las 100, ya sea en combate en el frente, en misiones de evacuación o trabajando con la prensa. Pero los expertos coinciden en que dotando a las mujeres de los recursos adecuados se produciría un mayor éxito en el campo de batalla.
Ya se están poniendo soluciones
Afortunadamente, ya se están empezando a poner soluciones, aunque todavía falta mucho por hacer. Una organización benéfica, Zemliachky, ha repartido uniformes preparados para las mujeres, pero sus fondos solo les permiten cubrir el 10% de los 9.000 que son necesarios.
Por su parte, el Gobierno ucraniano ha afirmado que se están probando modelos adicionales de chalecos antibalas y cascos para mujeres, por lo que estos esfuerzos deberían ser visibles pronto en el campo de batalla.
Runa, otra combatiente, ya ha podido probar esos nuevos uniformes que sí se adaptan a su cuerpo y la diferencia con los anteriores es notable. Y es que las prendas que usaba anteriormente eran cuatro veces su talla. “Se adapta perfectamente incluso a mí, cuyo tamaño es difícil de encontrar”, ha manifestado.
Un pequeño alivio en una guerra sin cuartel en la que miles de ucranianos, incluso embarazadas, están luchando contra el invasor ruso. Y para todas esas mujeres se trata de una lucha titánica en la que ta,bién hay que enfrentarse a los elementos para defender a su país.
*Texto escrito por Javier Taeño para Yahoo Noticias