El Departamento de Estado de Estados Unidos reaccionó enojado el jueves a la participación del presidente de Siria, Bashar al-Asad, en la 32.ª cumbre de la Liga Árabe (LA) en la ciudad de Yeda, tras una suspensión de doce años del Estado sirio del bloque.
En búsqueda de la unidad, los Estados árabes, pese al rechazo de Washington, se pusieron de acuerdo el pasado 7 de mayo para que Siria regresara a la Liga Árabe (LA).
En esta línea, el jueves el portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Vedant Patel, dijo que EE.UU. estaba en contra de cualquier normalización con Siria, así como con la readmisión del país levantino en la LA. Dijo que Washington había planteado directamente su punto de vista al respecto con sus socios árabes.
“Nuestra posición es clara: no vamos a normalizar las relaciones con […] Al-Asad, y ciertamente no apoyamos que otros hagan lo mismo”, dijo a los periodistas el diplomático estadounidense, afirmando que creía que el Gobierno sirio no merecería ser readmitido en el bloque regional.
Subrayó que EE.UU. no solo no normalizaría lazos con Siria, sino que mantendría en pleno las sanciones impuestas a este país.
La reincorporación de Siria a la organización significa un nuevo paso en el regreso de esta nación a los brazos árabes. De hecho, la medida supone un gran fracaso para EE.UU. y el régimen de Israel, pues estos han intentado durante años bloquear el reconocimiento de Siria por parte de los Estados vecinos.
El martes, durante una reunión preparatoria para la cumbre, los miembros del bloque regional dieron la bienvenida a la reincorporación de Siria al organismo. En este sentido, número dos de la Liga Árabe, Hosam Zaki, dijo que “la presencia de Siria, allana el camino para una nueva fase de la situación árabe y beneficia a todas las sociedades”.