Las autoridades de Seguridad Vial en El Salvador han capturado a 1,067 conductores borrachos entre el 1 de enero y el 5 de julio de 2025, como parte de los dispositivos de control instalados en diversas carreteras del país. Estos operativos, coordinados por la Policía Nacional Civil (PNC) y el Viceministerio de Transporte (VMT), tienen como objetivo evitar fatalidades causadas por el consumo de alcohol al volante.
De acuerdo con cifras del Observatorio Nacional de Seguridad Vial, la cifra refleja una reducción del 10 % respecto al mismo período de 2024, cuando se contabilizaron 1,192 detenciones por esta causa. Sin embargo, la cantidad de capturas sigue siendo preocupante: seis conductores en estado de ebriedad son sacados de circulación a diario, en promedio.
Endurecen sanciones contra la conducción peligrosa
Las reformas a la Ley de Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial, impulsadas por el actual gobierno, han establecido tolerancia cero al alcohol en la conducción. Cualquier cantidad detectada convierte al automovilista en conductor peligroso, lo que implica suspensión de la licencia, multas de hasta $150 y procesos judiciales.
En caso de reincidencia, la persona pierde definitivamente su permiso de conducir. Además, una reforma al Código Penal endureció las penas para quienes, bajo los efectos del alcohol, ocasionen siniestros viales con víctimas mortales. Estas sanciones incluyen de 5 a 10 años de cárcel para conductores de vehículos livianos, y hasta 15 años si se trata de transporte colectivo o pesado.
Caso trágico que marcó un precedente
Una de las tragedias que sensibilizó a la población y a las autoridades ocurrió en diciembre de 2024, cuando un niño de dos años fue atropellado y falleció en el kilómetro 78.5 de la carretera de Ahuachapán a Santa Ana, por un conductor con 192° de alcohol en la sangre.
Al respecto, el Presidente Nayib Bukele reaccionó en redes sociales con una fuerte condena:
«Un niño de 2 años falleció por culpa de un imbécil que manejaba con 192° de alcohol en la sangre. Imaginen la Navidad que tendrá que vivir esa familia, por culpa de quienes insisten en manejar alcoholizados».
El caso provocó una revisión urgente de los controles y reforzamiento de las campañas para prevenir más tragedias similares.