Tres buques y un submarino de propulsión nuclear de la Armada de Rusia llegaron este miércoles al puerto de La Habana en una visita oficial que se prolongará hasta el 17 de junio. El destacamento naval está compuesto por la fragata Admiral Gorshkov, el buque petrolero Akadémik Pashnin, el remolcador de salvamento Nikolái Chiker y el submarino Kazán.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Cuba ha aclarado que “ninguno de los navíos es portador de armas nucleares, por lo que su escala en el país no representa una amenaza para la región”. Durante su estancia, los marinos rusos cumplirán con un programa de actividades que incluye visitas de cortesía al jefe de la Marina de Guerra Revolucionaria y a la gobernadora de La Habana, además de recorrer lugares de interés histórico y cultural.
Paralelamente, buques de la Armada de EE.UU. han sido desplegados para vigilar al destacamento naval ruso. Según CBS News, que cita a funcionarios estadounidenses, dos destructores y dos buques de sondeo están monitoreando el submarino Kazán, mientras que otro destructor y un cúter de la Guardia Costera siguen de cerca a los tres buques rusos restantes.
El Departamento de Defensa estadounidense ha declarado que está siguiendo de cerca la llegada de la flota rusa, aunque ha reconocido que se trata de una “visita naval rutinaria” y “no supone una amenaza” para Estados Unidos. “Hemos estado siguiendo los planes de los rusos. No es una sorpresa. Les hemos visto hacer este tipo de escalas portuarias antes y estas son visitas navales rutinarias que hemos visto bajo diferentes administraciones”, manifestó en rueda de prensa la portavoz del Pentágono, Sabrina Singh.
“Siempre vamos a vigilar constantemente cualquier buque extranjero que opere cerca de las aguas territoriales de Estados Unidos. Por supuesto, nos lo tomamos en serio, pero estas maniobras no suponen una amenaza para Estados Unidos”, recalcó Singh.
La presencia de los buques rusos en Cuba y la vigilancia de la Armada de EE.UU. subrayan las tensiones persistentes en la región, aunque ambos países aseguran que estas actividades no buscan escalar conflictos.