El caso del obispo Salvador Rangel ha dado un giro de 180 grados, luego de que el jueves se diera a conocer que entró por su propio pie al motel en Cuernavaca, por lo que el secuestro exprés del que habría sido víctima quedaría descartado.
José Antonio Ortiz Guarneros, titular de la Comisión Estatal de Seguridad Pública en Morelos, comentó lo siguiente sobre el caso: “Las evidencias que hay en el caso ya se las dimos a la fiscalía. Hasta donde sabemos, entró voluntariamente al motel con una persona del mismo sexo, y esa persona después se retiró. Es todo lo que sabemos; fuimos a pedir información pero no, ya había llegado la Fiscalía y no nos permitieron”.
‼️🔴📢 El comisionado estatal de Seguridad Pública en el Estado de Morelos, José Antonio Ortiz guarneros, confirmó que el Obispo Emérito de #Chilpancingo, Salvador Rangel Mendoza, entró por su propia voluntad al motel acompañado de un hombre. pic.twitter.com/16wOSF5gDD
— Pedro Tonantzin (@PedroTonantzin) May 2, 2024
Autoridades se contradicen en caso del obispo Rangel
Por otra parte, aseguró desconocer los argumentos de la fiscalía para sugerir que se trató de un secuestro exprés: “Los que están en la política están tratando de aprovechar esto para denostar el actuar de la seguridad en el estado”.
Finalmente, Ortiz Guarneros espera que se aclare esta situación: “Se hicieron algunas declaraciones de que fue un secuestro exprés. Nosotros pensamos que no pero el fiscal tendrá que demostrar por qué sí fue un secuestro exprés, con base en qué lo dijo”.
¿Qué pasó con el obispo Salvador Rangel?
El pasado sábado 27 de abril, el obispo de Chilpancingo, Salvador Rangel, fue reportado como desaparecido. Dos días después, el Motel Real Ocotepec hizo una llamada de emergencia para que una ambulancia acudiera al lugar.
Rangel Mendoza fue encontrado desnudo y con problemas para hablar, por lo que de inmediato fue trasladado al hospital mencionado. En su ingreso se reportó con deterioro neurológico y con dos pastillas de sildenafil, utilizado para combatir la disfunción eréctil.
Los exámenes toxicológicos encontraron en su organismo la presencia de cocaína y benzodiacepinas.
En primera instancia, el fiscal de Morelos, Uriel Carmona, declaró que el obispo había sido víctima de secuestro exprés por el crimen organizado con el objetivo de robarle dinero por medio de cajeros automáticos.